Prohibida la apertura y ampliación de granjas en más de 60 municipios durante dos años

La Generalitat establece una moratoria en las poblaciones con mayor carga ganadera

3 Julio 2019

La sobrecarga ganadera en algunos puntos del territorio catalán es tan alta que la Generalitat se ha visto obligada a poner límites al crecimiento del sector en determinados puntos durante, al menos, dos años. El objetivo es tratar de mejorar la calidad de la tierra y de las aguas subterráneas, que se ven afectadas por la gran cantidad de purines y excrementos de animales.

La moratoria afectará a 66 municipios, en los cuales no se podrá abrir ninguna granja nueva ni tampoco ampliar el ganado en las explotaciones que ya están en marcha. Las poblaciones afectadas se concentran en las comarcas de OsonaBerguedà y el Pla d’Urgell.

Los municipios incluidos en la moratoria son aquellos que registran un índice de carga ganadera (ICG) superior al 1,2. Este indicador resulta de dividir el nitrogeno que generan los excrementos de las explotaciones ganaderas de un municipio y los colindantes entre el nitrogeno admisible en las tierras fertilizables de esas mismas localidades. En la zona afectada por la moratoria se considera que hay más residuos procedentes de las explotaciones ganaderas de lo que puede absorber la tierra como fertilizante.

La prohibición de nuevas granjas en las zonas más sobrecargadas forma parte de un decreto de gestión de la fertilización del suelo y de las deyecciones ganaderas aprobado hoy en el Consell Executiu del Govern. El incumplimiento de las nuevas condiciones marcadas por la Generalitat comportará multas de entre 3.000 y 15.000 euros.

El decreto también establece limitaciones para aquellas granjas situadas en zonas con un índice de carga ganadera entre 0,8 y 1,2. En estos casos pueden ampliar ganado siempre y cuando exporten los excrementos producidos fuera de las áreas consideradas como zonas vulnerables.

El objetivo de la nueva normativa es tener un mayor control de los residuos generados por las explotaciones ganaderas y, de esta manera, mejorar la calidad de la tierra y de las aguas subterráneas, que actualmente registran unos niveles insalubres de nitratos.

A su vez, se busca potenciar la valorización de los excrementos animales como un recurso dentro del esquema de bioeconomía circular, con el aprovechamiento sobre el terreno cuando se preste y con la exportación cuando haya excedentes de nutrientes. Para ello, el sector, que ha participado en el desarrollo de la nueva norma, tendrá que invertir en nueva maquinaria y procesos de tratamiento de las deyecciones de las explotaciones ganaderas.

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Fuente de información: La Vanguardia