25 noviembre 2018
La Comisión Europea y el Gobierno se movilizan ante los efectos contaminantes del engorde de animales mientras la cabaña de cerdos, ovejas, cabras, terneros y conejos de abasto se dispara por encima de los 62 millones de cabezas y el sacrificio de aves supera los dos millones diarios pese a caer el consumo interno de carne.
El desmesurado crecimiento de las cabañas ganaderas en España, más con la vista puesta en la exportación que en el consumo interno, ha hecho que se estén engordando de manera constante en el país más de 62 millones de animales de abasto: más de 30 de cerdos, 16 de ovejas y cabras, alrededor de seis de terneros y otros tantos de conejos, a los que hay que sumar la elevada producción de aves, que el año pasado superó los 760 millones de sacrificios, a más de dos millones por jornada.
Ese volumen de reses de todo tipo, cuyo crecimiento coincide en el tiempo con una caída del consumo de carne, provoca una profunda huella ecológica que se deja notar, principalmente, en el consumo de recursos como agua y cereales, en el deterioro de acuíferos y ríos por la deficiente gestión de sus excrementos y en un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto por la propia actividad digestiva de los animales como por las necesidades de transporte que requiere el sector.
Fuente de informació: Público