Los ganaderos plantean sacrificar 1 de cada 5 lechones ibéricos por la caída de la demanda

Productores e industriales de ibérico de cebo y cebo de campo, que aglutinan casi 3 de los 3,6 millones de sacrificios anuales, temen un desplome ante el cierre de bares y el turismo cero.

11 abril 2020

El sector del cerdo ibérico teme un empacho de carne en el mercado una vez pase lo peor de la pandemia del coronavirus. Algo que podría hundir los precios y agravar el golpe que ya sufre este segmento emblemático de la ganadería española por la crisis sanitaria. Y ello porque, según el análisis realizado por Asici (Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico), el cierre de bares y restaurantes sumado el turismo cero se está produciendo en paralelo al sacrificio medio mensual de entre 250.000 y 300.000 guarros ibéricos de las categorías cebo (alimentados con pienso en granjas) y cebo de campo (pienso y hierba al aire libre, pero sin bellota). Ante ello plantean una solución inédita.

Se trata de sacrificar de antemano parte de los animales que se prevé que serán llevados a matadero en noviembre y diciembre. En palabras de Antonio Prieto, presidente de Asici, «ya que la Semana Santa y el inicio de las vacaciones serán momentos de nulo o muy bajo consumo, tenemos que prepararnos para que las fiestas navideñas no lleguen con un exceso de carne«. Los lechones que ahora tienen un mes o menos, dentro de ocho meses estarían listos para ser sacrificados. La propuesta realizada por Asici tras consultar a organizaciones que agrupa como Asaja, Coag, UPA, Iberaice o Cooperativas Agro-Alimentarias, es que hasta un 20% de esos lechones salgan ya de la cadena de producción mediante un acuerdo de todo el sector que cuente con apoyo económico de las administraciones.

Se busca con ello «ventilar el mercado y evitar que el ibérico se devalúe y llegue a venderse al mismo precio que la carne de pollo», ejemplifica Prieto poniendo un ejemplo extremo. De salir adelante, sería una acción coordinada que no se recuerda desde la década de los ochenta del pasado siglo. En la anterior crisis, en 2008, Prieto recuerda que también se barajó y ejecutó en algunos casos particulares un sacrificio anticipado de lechones. Pero no al nivel que ahora se plantea. «En ese momento seguía habiendo un cierto nivel de consumo, aunque bajara, y se negoció con grandes cadenas como Carrefour, Leclerc o Alcampo para tratar entre todos de dar salida al exceso de carne que se generó».

Junto a esta medida, que supondría también un menor coste a los ganaderos al criar menos animales, el segmento mayoritario del ibérico está preocupado más a corto plazo por esa caída de la demanda del sector horeca (hostelería, restauración y catering). Una opción es el retraso en los sacrificios uno o dos meses. «Pero eso tiene dos inconvenientes para los ganaderos e industriales. Primero, que tienes que aguantar al animal y alimentarlo más tiempo lo que supone un coste de circulante no previsto. Y, además, al llegar con más peso al sacrificio, los jamones y paletas salen más grandes y eso penaliza posteriormente su comercialización«, explica Prieto desde su domicilio en Fuenlabrada de los Montes (Badajoz), donde pasa el confinamiento.

La situación a corto plazo supone también riesgo de la llegada de los intermediarios especuladores. «Ya hay quien está viendo cómo a un precio de 20 euros la arroba no vende los cerdos, pero si lo baja a 15 euros sí. Entonces no se trata de que no haya mercado, sino de que lo hay si se cede a la especulación«. Por eso, Asici también propone evaluar conjuntamente la capacidad de almacenamiento en frío del sector para sacar temporalmente del mercado carne que vaya a no venderse, o bien se acabe comercializando a precios no rentables para los ganaderos.

En total, en España se sacrifican al año unos 3,6 millones de cerdos ibéricos, de los que este año han sido 733.000 los que se alimentan con bellota y se crían en dehesas, siendo el resto (casi tres millones) animales engordados con pienso, hierba y pasto en granjas o al aire libre. En Asici están agrupadas 17.000 explotaciones porcinas, nueve de cada diez de las existentes, así como el 90% de la industria transformadora y comercializadora. A diferencias de los animales de bellota, que van a matadero de noviembre a marzo, el resto se sacrifica regularmente durante todo el año.

El ibérico de bellota salva la montanera

Por ello, en el segmento de mayor valor del ibérico, el de los cochinos alimentados con bellotas y hierba en las dehesas, la crisis sanitaria ha llegado justo al final de la campaña de sacrificios. Ello le ha permitido salvar los muebles, aunque la declaración del estado de alarma el 14 de marzo ha provocado precisamente un mayor recurso de los productores de este tipo de carne a la congelación de la parte destinada a venderse fresca. Esto ha hecho que una parte importante de esa capacidad de conservación en frío esté copada para el resto del ibérico que sigue yendo a matadero mes a mes. «Hay que determinar entre todos cuánta capacidad de almacenamiento hay a día de hoy».

Los casi 733.000 sacrificios suponen la segunda mayor cifra de los últimos seis años. «Esta categoría este año, con lo que se nos ha venido encima, puede calificarse de una isla dentro del conjunto del ibérico«, resume Prieto. Del total de animales de bellota sacrificados, el 54% corresponden al precinto negro, es decir, animales 100% de raza ibérica; y el 46% al precinto rojo. De este último porcentaje, el 11% fueron animales con un 75% de raza ibérica; y el 35% restante, un 50% de raza ibérica. En Andalucía se han engordado 344.080 animales (47%), en Extremadura 263.828 (36%) y en Castilla y León 52.942 (7,2%). Si a ellas unimos Portugal con 58.951 animales (8%), tenemos las cuatro zonas principales de engorde de animales de montanera.

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Fuente de información: El Confidencial