Animales de matadero en Francia – Jacques Pujol

enero 1995

Jacques Pujol

La experiencia y resultados obtenidos por la Obra Asistencial de los Animales de Matadero, OABA en Francia, es un punto de partida muy importante para ser tenido en cuenta como modelo de organización, eficiencia y profesionalidad. La OABA es el resultado de una labor constante de una luchadora ejemplar: Jacqueline Gilardoni, su fundadora, quien nos demuestra la tendencia actual del movimiento animalista: la especialización y concreción temática. En este artículo, Jacques Pujol, su Director, resume la historia de la institución, su perfil y organigrama. El grado de entendimiento y colaboración entre la OABA y el ADDA han sido constantes y crecientes con importantes y futuros proyectos en preparación; sin poder dejar de agradecer, una vez más, el haber sido merecedora nuestra Asociación ADDA de la concesión de la Medalla de la Amistad, en Mayo de 1992.

La protección de los animales de matadero en Francia viene íntimamente ligada con una asociación: la OABA, fundada en 1957 por Jacqueline Girardoni. Movió esta acción la visión de una pobre burra vieja escapada de un matadero, en donde descubrió un vasto mundo de miseria y tristeza. Desde entonces la asociación ha venido alertando a los amantes de los anima-les y recibe de estos un caluroso y merecido apoyo. La respuesta a las llamadas de ayuda, las numerosas muestras de apoyo y el estrecho contacto con otras organizaciones extranjeras que ya habían logrado humanizar el sacrificio en los mataderos -destacando entre ellos la RSPCA inglesa-, le llevaron a fundar en 1961 la Obra Asistencial a los Animales de Matadero, OABA, recibiendo más tarde el sostén de la entonces Sociedad Internacional de Protección de los Animales, ISPA, ahora convertida en la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales, WSPA.

La finalidad estatutaria de la OABA es: asistir, proteger y defender, por todos los medios apropiados que la ley permita, a los animales destinados a ser sacrificados en los mataderos para el consumo humano; así como también a los animales de corral, a los de sangre fría y, por extensión, a todos aquellos cuya carne, de una forma u otra, esté destinada al consumo. Incluyendo, también, la crianza, condiciones de alojamiento, transporte y sacrificio.

La OABA fue reconocida de Utilidad Pública el 17 de diciembre de 1965, patrocinada por el Ministerio de Agricultura y galardonada por la Academia Francesa. Siempre bajo el impulso de su presidenta-fundadora, Jacqueline Girardoni, tiene personalidad jurídica, y legal, para intervenir en el bienestar de los animales desde su crianza, estabulación, manutención, transporte y sacrificio.
Su historia y logros, por etapas, pueden definirse como sigue:

  • Participación, en 1964, en el Decreto reglamentando el aturdimiento y sacrificio en los mataderos.
  • En 1966, la prohibición de cortar las falanges de las patas en las aves de corral.
  • En 1970, la reglamentación de insensibilizar, previo al sacrificio en mataderos, a los conejos, cabritos y aves de corral.
  • En el año 1981, la prohibición de la elongación -alargamiento provocado de un miembro- en los conejos.
  • En el año 1982, la reglamentación de las condiciones de estabulación en los mercados de ganado.
  • En el año 1986, la obtención del permiso de poder sacrificar «in situ» por un veterinario, los casos de reconocida urgencia de animales enfermos y gravemente accidentados sin necesidad del permiso de su propietario y en colaboración con otras sociedades protectoras: 
    • En 1968, la firma de Francia a la Convención Europea sobre la protección de los animales en el transporte internacional. 
    • En 1973, la ratificación de la anterior Convención y su entrada en vigor el 1Q de julio de 1974.
    • En 1987, la prohibición de la utilización de animales en juegos y atracciones.
    • En 1989, la prohibición de entregar animales como premios en rifas.

Todos los anteriores logros, en los que la OABA ha intervenido, son pasos muy importantes en el bienestar animal. Sin embargo la regulación oficial no es suficiente si no puede ser controlada mediante inspectores itinerantes a través del territorio nacional. Éste es, quizás, su más importante y efectivo trabajo: los inspectores -facultados oficialmente- intervienen cuando descubren irregularidades en: mataderos, ferias, mercados, lugares de exposición, transportes…, etc. etc. Y no tan sólo esto, pues su función se amplia cuando se descubren casos de animales abandonados, sometidos a malos tratos, en estado de angustia o peligro u otros actos de crueldad. De resultas de estas actas se interpo¬nen sistemáticamente demandas judiciales con la consiguiente condena del infractor, a la vez que, cuando conviene, el animal es entregado a la OABA la cual cuidará de su bienestar. A título informativo, en la actualidad la OABA tiene incoados, y en curso, 181 procesos legales. También es de su competencia velar para que, a través de los procesos contenciosos-administrativos, los departamentos responsables de la administración cuiden de la correcta puesta en práctica de la legislación.

Los consumidores, socios, simpatizantes y amantes de los animales son informados, regularmente, de los abusos de la cría intensiva y de las tristes consecuencias que implica; a la vez que se lleva a cabo un acercamiento con los granjeros que quieren volver a la cría tradicional, teniendo establecido, desde 1975, un premio para los granjeros, nacionales e internacionales, que más se hayan distinguido en un trato humanitario y condiciones de vida naturales en sus criaderos o centros de producción.

La legislación francesa necesita, permanentemente, ser mejorada y puesta al día para encontrar soluciones a numerosos problemas. Así por ejemplo hay que acometer: la obligación del sacrificio inmediato, e indoloro, de los polluelos rechazados tras el sexado (45 millones cada año), la muerte indolora de peces y crustáceos, la matanza privada, la abolición del transporte de animales vivos y sustitución por líneas de frío de carne congelada sacrificada en origen, la obtención del Estatuto del Animal…, etc.
En materia de legislación europea la OABA cuida de la aplicación de las Directivas y gestiona obtener las mejores condiciones. Para asegurar la eficiencia en sus acciones existen dos Comités: uno consultivo y otro científico, formados por eminentes personalidades con reconocida experiencia profesional.

El contacto permanente con la administración: las Direcciones Departamentales y los Servicios Veterinarios y con la Oficina de Protección Animal del Ministerio de Agricultura -que cuenta con la presencia de Mme. Gilardoni en la Comisión del Ministerio encargada de la inspección de mataderos- son otras de las actividades de la asociación.
Siempre ha existido una cierta indiferencia, o poco interés, por parte del gran público en la concienciación del sufrimiento que padecen los animales de abasto que contrasta con la mayor sensibilidad que se dedica a los animales de compañía que se benefician de un mayor afecto. La tecnología moderna ha transformado a los animales en una pura materia prima, o producto, de la cadena agroalimentaria que, como cualquier otra industria, obedece a los imperativos de los resultados económicos y políticos.

En el año 1992 las estadísticas oficiales francesas situaban el número de animales sacrificados en 40 millones para la especie bovina y más de 1.000 millones de caprinos, conejos, aves y resto. Por lo tanto se debe procurar que esta ingente cifra de animales pueda tener una existencia lo menos cruel posible. Por muy difícil que resulte su defensa frente a los poderes políticos y económicos, hay que informar y sensibilizar a la opinión pública de sus sufrimientos. La lucha tiene que ser encarnizada. En un momento en que Europa inaugura una regulación de la protección animal, hay que evitar que los animales de abasto sean los grandes olvidados y las víctimas de los acuerdos comercialistas. Las asociaciones de protección animal de todos los países europeos deben mostrarse solidarias frente e este doloroso e inmenso problema. La OABA agradece a sus amigos del ADDA, cuyas acciones aprecia particularmente, el hecho de trabajar juntos en el combate contra el sufrimiento de los animales destinados al matadero.

Fuente de información: ADDA Defiende los animales. (Revista número 13)

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Los mataderos en España

enero 1995

TRATO QUE RECIBEN LOS ANIMALES

Puede establecerse que entre el 20 y 30 por ciento de los animales involucrados en la cría intensiva y transporte hacia los mataderos, perecen por enfermedades, golpes, asfixia, aplastamiento o presentan heridas de cierta gravedad. Ello es especialmente preocupante en los cerdos.
Las condiciones de almacenamiento y matanza son atroces. Para tener una idea el sufrimiento y tormento que alcanza a cantidades enormes de seres sensibles, debe saberse que en España existen, entre grandes y pequeños, unos mil mataderos. Un matadero importante puede sacrificar una cadencia de 200 a 400 cerdos por hora, cinco días a la semana en una jornada laboral normal. En Francia se ha llegado a 900 cerdos por hora o a sacrificar 60 terneros/hora. Si pasamos a las aves las cantidades se disparan: entre 7.000 a 8.000 aves son sacrificadas cada hora en los más modernos.

Después de una penosa y larga jornada, sin poder ni descansar, hacinados, sin comida ni bebida y a resultas de las inclemencias: calor sofocante o frío y lluvia, llega la descarga que suele hacerse a golpes. Los animales enfermos o que ha resultado heridos, que no pueden valerse por sus propios medios, son arrastrados mediante poleas y cadenas atadas a sus patas. O, si sus fracturas o hematomas hacen que no sean comercializables sus carnes, simplemente, son muertos a golpes en el mismo muelle. Cuando no se sigue este expeditivo procedimiento y se hace por el procedimiento recomendado por los veterinarios, el animal herido o enfermo, ya sean cerdos, ovejas, terneras y, en ocasiones, caballos de carne, se llevan como se puede y sin ningún dispositivo preparado exprofeso al lazareto o matadero sanitario;  una vez suspendidos, la cadena avanza hacia el matarife quien les secciona la yugular. El sangrado es como el descrito anteriormente con el agravante de un sufrimiento horrible para el animal hasta que deja de convulsionarse y perece. Pese a estar prohibido por la ley y sancionado con multas desde 500.000 pesetas hasta 5.000.000 de pesetas, ninguna denuncia de los servicios veterinarios oficiales llega a hacerse efectiva y resulta como normal, en España y algún otro país, el que no se aplique el aturdido a las ovejas y que el de los cerdos y terneros sea insuficiente.

Pese a que la legislación vigente obliga a un trato digno y a una muerte rápida y lo más indolora posible, la realidad es que esta es la norma más incumplida y menos controlada por los servicios veterinarios oficiales encargados de velar por ello.
Desde el punto de vista de los industriales y técnicos de este secor, preocuparse por este tema es, sencillamente, antieconómico. Lo único que interesa son las toneladas de carne producidas diariamente y, por tanto, no tienen el más mínimo interés en preocuparse por el asunto. La profesión veterinaria en los mataderos se halla fuertemente comprometida y no encuentran, tampoco, en la administración el respaldo que merecerían; pese a que en muchos casos su ética y buen hacer profesional les obligaría a denunciar tales hechos; su puesto de trabajo , o cuanto menos su prestigio o ciertos privilegios laborales, peligrarían si llegasen a ser considerados antieconómicos por el cada vez más poderoso trust de los propietarios de los grandes mataderos. Por ello se limitan a controlar la ya dudosa calidad higiénica de la carne. En otras palabras: está mal visto, en estos medios, el preocuparse por los animales y puede llegar a ser peligroso si se pretende seguir trabajando en este sector.

POSIBLES SOLUCIONES

El problema de las denuncias que, si se producen, nunca llegan a su finalidad -si es que algún veterinario de atreve a hacerlas- debería ser investigado por una Comisión, con amplios poderes de los departamentos de sanidad y agricultura para que, sin previo aviso, pudiesen presentarse en los mataderos. Comisión formada por personas competentes y ajenas por completo a los medios y entramados habituales del sector.
Un distintivo de calidad para aquellos circuitos de la carne -crianza, engorde, transporte y sacrificio- que dispensasen un trato humanitario a los animales sin manipulaciones, estrés ni sufrimiento, pues está absolutamente demostrado que los animales sacrificados bajo la tensión y después de sufrir malos tratos desarrollan substancias en sus fibras musculares que bajan el nivel de la calidad de la carne y sobretodo su capacidad de conservación. Actualmente la firma de distribución del norte de España Eroski, a través de sus grandes superficies, hipers y detallistas está garantizando carnes bajo esta garantía con unas ventas cada día más crecientes.

Cualquier matadero con un sello consolidado de garantía por tener sus puertas abiertas a la inspección ya sea de la administración o de organizaciones animalistas de reconocida solvencia, seria un motivo de promoción. Esto, por ahora es impensable por lo mucho que tienen que ocultar.
La utilización de aparatos de aturdimiento con lectores electrónicos precintados, similares al control de los tacógrafos existentes en vehículos pesados, registraría la cantidad, intensidad y velocidad de la cadena diariamente. Un sencillo contraste de los animales sacrificados con la homologación y capacidad del matadero, pondría de relieve, al menos, una de las causas que más perjudica para un mejor trato de los animales: las prisas para obtener mayor tonelaje de canales.
El gran problema reside en la dificultad del control. Las autoridades sanitarias y competentes que deberían velar por ello, parecen demasiado comprometidas con los industriales y nunca aparecen presentes cuando se cometen estos hechos que dejan de ser irregularidades por su cotidianidad.
Y por último: una llamada pública a la maltrecha ética profesional de los veterinarios responsables, recordándoles que sólo ellos pueden hacer un servicio realmente importante para millones de seres vivos sensibles al dolor. Y no, tan sólo, limitarse a controlar la calidad de la carne?



LOS ANIMALES Y LA INDUSTRIA DEL BIENESTAR

Herodoto
En la década de los cincuenta se extendió, fomentada por la aparición de los primeros aviones jet comerciales, la moda de lo aerodinámico. Aparecieron por doquier formas suavizantes tipo supositorio, con rutilantes cromados: para un mejor deslizamiento, para cortar mejor el aire, para ir más deprisa. Todo tenía que aparentar nuevo, brillante, eterno. Hasta se llegaron a fabricar ataúdes aerodinámicos; ¿serían, acaso, para trasladarse más rápido hacia la eternidad?. En España, recordando, aún, los devastadores efectos de nuestra sangrienta guerra civil, los escuálidos españolitos contemplaban, con admiración y envidia, aquellos famosos coches haigas que, traídos de las américas por emigrantes con fortuna, eran un derroche de ostentación: era la época de los Rodríguez, los Areces, los inicios de El Corte Inglés, de Sederías Carretas, ahora Galerías.

La industria, la sociedad capitalista, de mercado, sobre la que se basa nuestra economía, sólo tiene un objetivo: producir ventas y generar beneficios. Cualquier decisión de marketing o avance tecnológico resulta válido si se alcanza lo propuesto. El bienestar, en realidad, responde a una imposición sobre las gentes que, como en tantas otras ocasiones, tienen que seguir por los caminos que se les trazan. Y quienes imponen las reglas son los países más desarrollados y, también, democráticos.
Democracia, desarrollo, bienestar… ¿obedecen, realmente, y son las claves de la inalcanzable y deseada felicidad? Pero dejemos estas filosofadas para quienes quieran, y puedan, desarrollarlas. Centrémonos en esta economía dirigida que, bajo atrayentes formas, nos lleva, y obliga, a adoptar comportamientos, costumbres y tipos de alimentación que, colateralmente, nos preparan el camino hacia el otro mundo, ya sea en forma de cáncer, infarto, sida o lo que aparezca.

En los países industrializados -España va camino de lograrlo- se está perdiendo en cuanto a la alimentación la noción del producto real en su estado natural. En su forma y hasta, a veces, en su color. Los conservantes, amparados bajo unas intrincadas siglas y dígitos, hacen posible el escamoteo de nuestras sensaciones y conocimientos naturalistas. Cualquier tipo de alimento se presenta envasado y se consume más por el aspecto del design gráfico y formal que por la base de su contenido.Y dentro de este impacto subliminal, si quieren así decirlo, ya no se sabe ni lo que se mete en el congelador -recuerden que debe ser, por lo menos, de tres estrellas- ni lo que se come: un compacto ladrillo verde resulta ser espinacas; los pimientos y berenjenas de invernadero, muy brillantes, vienen enfundadas en acharolados y transparentes derivados del petróleo; los huevos sólo conservan de natural la acepción que por su forma los define pero disociados ya de la gallina, que si la viésemos, la pobre, tendríamos que hacer estudios para recalificar la especie; los pollos, bien embalados con sus muslitos fijados por un artefacto metálico ad hoc, aparecen gordos y bien apretados entre su base de porexpan y corsé trasparente. Les llamamos vegetales, huevos, carne… pero denominarlos, a partir de ahora, XZ25 o H032 también sería válido; y quizás aún mejor para codificar y procesar por ordenador. Si seguimos con los antiguos vocablos es por pura filogenia gramatical.

¿Qué quiere decir todo esto? Pues, que comemos lo que la industria del bienestar quiere que consumamos y esta industria, muchas veces a través de una publicidad engañosa, nos presenta, como siempre, un mundo ideal, alegre, feliz, sin dolor y sin crueldad. Interesa disociar y crear nuevas imágenes: aquellos huevos están allí, bien ordenados, como producidos por una máquina, el pollo acharolado ya no tiene casi forma de animal, el tajo redondo -atado con bramante- no pertenece a una ternera, el rojo -si por hormonación no ha desaparecido-ya no es de su sangre sino una textura que estimula el sentido alimenticio.
La consigna es clara: ofrecer una nueva imagen para que se acepte el producto tal como se nos presenta. Hay que evitar a toda costa que el consumidor pueda: conocer, recordar, preguntar, pensar y menos investigar las condiciones atroces de existencia, las mutaciones y los cruces entre especies a que están sometidos los animales de abasto para producir más y mejores resultados económicos. El contraste de su estado actual con el biotipo clásico de su especie pondría en evidencia la falta de humanidad, de caridad y la crueldad que se está cometiendo sobre el mayor número de animales existentes -los de abasto- sin un mínimo de reconocimiento de sus derechos vitales.

El avance de la tecnología en los últimos tiempos no ha hecho sino mirar hacia la productividad, sin tener ni un ápice de piedad, ni reflexión con unos seres indefensos, ¡nocentes, pacientes y dolientes. Es lamentable que el desarrollo, la modernidad, y el bienestar de los humanos no sea extensible, también, al beneficio de un trato más humanitario para todo ser sensible.
A lo largo de la historia de la humanidad los animales con sus cuerpos y su esfuerzo, nos han sustentado y así, tristemente, deberán continuar soportándolo si no se produce un revulsivo sobre su situación para mejorar su angustiosa situación ahora ya absolutamente vergonzante.

SACRIFICIOS RITUALES
La religion islámica exige que los animales para ser consumidos -a excepción del cerdo que les está prohibido-, sean sacrificados de acuerdo con el rito islámico, o sea por degüello y mirando hacia La Meca. Esta práctica impide, también, el aturdimiento previo. La legislación europea toma en consideración esta circunstancia y así la Directiva del Consejo de la Unión Europea de fecha 18/11/1974 en su artículo 4 dice textualmente al referirse al aturdimiento en los mataderos «la presente directiva no afecta a las disposiciones nacionales relativas a los métodos particulares de sacrificio practicados por ciertos ritos religiosos». Trece años más tarde, cuando esta Directiva tuvo que ponerse en práctica, obligatoriamente, en España, el artículo 6 del Real Decreto del 18/12/1987, dice «la presente disposición no afecta a los procedimientos utilizados para el sacrificio de los animales impuestos por determinados ritos religiosos».

En el matadero municipal de Sabadell (Barcelona) se sacrifican semanalmente, según este rito, una decena de terneras y un centenar de corderos que son adquiridos por cerca de 25 carnicerías propiedad de musulmanes que son clientes habituales.

Fuente de información: ADDA Defiende los animales. (Revista número 13)

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Mataderos y sacrificio: su trágica situación

enero 1995

Dr. García, Veterinario. Equipo Ong. ADDA

Información de primera mano en un testigo de excepción. Un técnico veterinario, miem­bro del ADDA, expone con todo rigor la cruda realidad y sus experiencias vividas en su trabajo cotidiano. Una denuncia que, sin duda, impresionará por su testimonio a nuestros lectores. Nuevamente se conocen otros horrores sobre miles y miles de animales: sus últimos momentos de vida se convierten en un atroz suplicio para colmar el cáliz de amargura de una vida ya de por sí manipulada. Una llamada urgente a la conciencia de todos para intentar mitigar lo que está ocurriendo cada día.

Como técnico veterinario y defensor de los animales he de lanzar la voz de alarma ante la trágica situación que se da, hoy en día, en los mataderos por diversos motivos que se expondrán. Gran parte de los animales están todavía conscientes cuando son desollados (se les quita la piel): el ganado vacuno, ovino equino, caprino y conejos. Y el porcino cuando se introducen en la caldera de escaldado y empiezan a patalear. El tema es trascendental por el número de animales involucrados que resulta ser el mayor, con gran diferencia, a cualquier otro con el grado de sufrimiento que comporta. Resultaría lógico que, sin abandonar otros temas, los mataderos se convirtieran en el primer punto de lucha de la defensores de los animales.

LEGISLACIÓN FUERA DE REALIDAD

En todos los mataderos -y no tan sólo en los españoles- se nota en falta una legislación lo suficientemente detallada que establezca precisos sistemas de control. Se dispone de una legislación -allí donde la haya irreal y defectuosa que no trata en profundidad un tema tan fundamental. No se adapta, en la práctica, al funcionamiento real de los mataderos. Aunque está legislado que para empezar a desollar, el animal «no debe tener ningún reflejo del tronco cerebral», su comprobación resulta un trabajo minucioso que, debido a la rápida velocidad de la cadena, es imposible de llevar a cabo. El punto de referencia, pues, ha de cambiar debiendo traducirse, simplemente, en el control del factor tiempo; aspecto tan fácil y sencillo de comprobar.
Ahora bien, para determinar el tiempo que ha de transcurrir para el desuello -o pelado- deben tenerse en cuenta varias circunstancias:

  • Especie. Por ejemplo: el tiempo de sangrado en cerdos es menor que en ganado ovino.
  • Individualidad. Animales de la misma especie, unos tardan más que otros en morir.
  • Tamaño de la incisión. La velocidad del sangrado dependerá de la amplitud y profundidad del cuchillo utilizado. 
  • Vaso sanguíneo seccionado. El calibre de los diferentes vasos no es el mismo.
  • Tiempo entre parada cardíaca y muerte cerebral. Según la opinión de los médicos neurólogos oscila entre 3 y 5 minutos.

 Por todo ello, un margen de seguridad, atemperando la velocidad de la cadena, es de vital importancia y de fácil comprobación. No hay que olvidar que el aturdimiento, o insensibilización, a que se someten los animales antes del sacrificio (mediante shock eléctri­co. perforación del cráneo, inhala­ción de CO2) es temporal. Muchas veces conseguir una alta eficiencia es difícil por fallos en el voltaje, tiempo y lugar de aplicación…, etc. En muchos casos se prescinde del aturdimiento o se utilizan métodos prohibidos como la introducción de un alambre en el cerebro de los terneros a través del agujero pro­ducido por la pistola.

Para una mejor comprensión y en un gráfico apane, figuran los tiempos necesarios de todo el pro­ceso hasta lograr la muerte cere­bral. En resumen: un animal no debe ser despellejado antes de transcurrir un determinado tiempo desde el degüello. Por ejemplo y como mínimo: ocho minutos y medio para el ganado ovino y seis en el porcino. Si la legislaciónhiciera mención al factor tiempo en vez de decir «hasta que desapa­rezcan los reflejos del tronco cere­bral» se concretaría mucho más. Cualquier persona debe entender que para realizar el faenado del animal, éste debe estar en muerte cerebral. Tal como están las cosas actualmente, es frecuente que todos los días entren en la caldera de escaldado los cerdos vivos. O los corderos son desollados plena­mente conscientes. Evidentemente de ninguna manera podemos seguir impasibles ante estas vergonzosa barbaridades. Si no se lucha para un cambio en la legislación segui­remos siendo cómplices de esta trágica y angustiosa situación.

FALLOS EN LA INSPECCIÓN Y CONTROL

Al no resultar adecuada la legis­lación, se dificulta, lógicamente, el control para que la inspección pueda Devane a cabo. Pero, ade­más, la infraestructura inspectora también falla. En la actualidad corre a cargo de un veterinario de Sanidad; al tener otras funciones en el mismo matadero y fuera de él. como son: inspector alimenta­rio en mercados, restaurantes…, etc, no puede multiplicar, al mismo tiempo, su presencia en todos y cada uno de los cometidos. Su tra­bajo se encuentra bajo presión. pues se enfrenta al poderoso sector industrial cámico con mayor poder específico que la misma Asocia­ción Profesional Veterinaria.

Se precisa de un organismo, o comisiones específicas, de mayor alcance global, a nivel europeo. con personal rodante, que aporte apoyo, fuerza y garantía -libre de cualquier condicionante- a la labor inspectora. Son necesarias inspecciones serias y rigurosas, sin pre­via notificación, de tal forma que no ocurra como ahora que, cuando se llega al matadero, todo está, aparentemente. en perfectas condi­ciones.

SACRIFICIOS DE ANIMALES ENFERMOS EN ORIGEN

Durante las campañas de sanea­miento hay que sacrificar a los ani­males enfermos en las mismas explotaciones ganaderas. Nueva­mente se falla al explicar los siste­mas con que se mata al animal, en muchos casos utilizando la pistola de bala cautiva que, recordemos, según la legislación es un sistema de aturdimiento pero no de sacrifi­cio. Yo mismo ha comprobado, con horror, ver salir corriendo a animales una vez en la hoguera. O como son entenados vivos muchos de ellos.

Tal vez no exista un método mejor que la pistola. Lo que sí se puede mejorar es el control del sacrificio, tal como debería ocurrir en el caso de los mataderos. Tam­bién es frecuente que, para ganar tiempo y comodidad, se sacrifique cruentemente: con palos para los animales pequeños, o, si son gran­des, disparando primero en la zona lumbar para inmovilizarlo y a con­tinuación el disparo en la cabeza. Dada la continua presencia de epi­demias que obligan a este procedi­miento de urgencia, no se puede permanecer impasible ante esta circunstancia.

COHERENCIA Y TRABAJO INTERNACIONAL

Faltan inspectores a nivel comu­nitario con una igualdad de conoci­mientos y de criterios. Las prácti­cas de trato y sacrificio humanita­rio deben estar unificadas a nivel de la Unión Europea, sin que la dejadez o falta de sensibilidad que se puedan achacar a países como España, Portugal o Grecia, tenga que aminorar el control en el sacri­ficio de nuestros animales de abas­to. Se debe exigir un cambio total y actuar con rapidez: incluso radi­calmente, solicitando la interven­ción y el interés de los medios de comunicación, de la sociedad y evitar, rechazando, el consumo de la carne obtenida en las actuales condiciones.

Fuente de información: ADDA Defiende los animales. (Revista número 13)

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