El precio del porcino sube un 50% en el 2019 y sacude los cimientos del sector

10 diciembre 2019

Quien tiene cerdos tiene un tesoro. “Nunca, en los últimos veinte años, el precio del cerdo vivo en noviembre había sido tan alto como ocurre ahora en la lonja de Mercolleida”, comenta un ganadero veterano de la plana de Vic (Osona). “El incremento en el último año ha sido brutal –continúa–, ya que a estas alturas del 2018 se pagaban 0,99 euros por kilo de cerdo vivo, mientras que hoy hay que desembolsar casi 1,5 euros por kilo de puerco”.

El fortísimo auge en los precios, que está haciendo auténticos millonarios, es una consecuencia directa de la crisis sanitaria provocada por el brote de peste africana declarado en China en el 2018. La obligatoriedad de cerrar miles de granjas y sacrificar millones de cerdos ha diezmado la cabaña porcina china y ha disparado la demanda de carne de este país en el mercado internacional.

El origen del problema

El brote de peste de China ha mermado su producción, que busca suplir en el exterior

El impacto es atómico. El gigante asiático cría y consume alrededor de la mitad de los cerdos del mundo. Pero la peste le ha dejado sin cerca del 50% de su capacidad de producción y le ha llevado a reducir temporalmente –y de forma drástica– el consumo, que pasará este año de los 54 a los 36 millones de toneladas, forzándole, además, a buscar fuera lo que no tiene en casa. Por eso, las importaciones de carne porcina se han más que duplicado este año –que cerrará con unas 3 millones de toneladas o quizás más– y se prevé que siga creciendo en el futuro. En el sector se da por hecho que China, por mucho que corra o intente encontrar alternativas, no logrará recuperar la normalidad antes de un lustro.

Así las cosas, está claro que toca adaptarse a la excepcionalidad. Unos cuantos afortunados, como los ganaderos españoles de porcino, lo harán con sumo placer. El 2019 es ya un año histórico para ellos que recordarán durante mucho tiempo. Como si les hubiera tocado la lotería. También se frotan las manos los mataderos y las empresas de salas de despiece, que no dan abasto.

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Fuente de información: La Vanguardia