22 octubre 2019
Vivir día tras día encerrada en una nave industrial, ordeñada hasta la saciedad con un triple objetivo: producir la mayor cantidad de leche, en el menor tiempo posible y barata. De aquí no puede salir una buena leche.
Un reciente anuncio de la Junta de Castilla y León ha aprovado la evaluación ambiental simplificada para la edificación de la macro explotación lechera que quieren hacer en Noviercas, un pueblo de 155 habitantes en la provincia de Soria.
Si con esta evaluación el Ayuntamiento cambia sus normas urbanísticas, estaría abriendo las puertas para que en el municipio se hicieran otras explotaciones de iguales dimensiones.
Cierra los ojos e imagina el Parque del Retiro. O 120 campos de fútbol. O las cuatro terminales del aeropuerto de Barajas… Sí, así de grande es la macro explotación que Valle de Odieta S.C.L quiere hacer en Noviercas. ¡120 hectáreas de instalaciones!
Además, su actividad no es trigo limpio. Otra macro explotación de esta misma empresa (cuatro veces más pequeña que esta) acumula once procedimientos sancionadores por infracciones ambientales.
Este es el destino que les espera a las 23.520 vacas de leche que pretenden explotar en la que sería la mayor explotación de vacuno de leche de Europa y una de las cinco mayores del mundo.
Este proyecto de macro explotación es el de una auténtica fábrica de leche, no de una granja de vacas como nos imaginamos. Un proyecto faraónico, totalmente desproporcionado y que tendría graves efectos socio económicos, para el medio ambiente y para el bienestar animal.
Por otro lado, esta macro explotación sería también una auténtica fábrica de cambio climático. De llevarse a cabo emitiría unas 574.200 toneladas de CO2 equivalente al año. ¡Esto es lo que emiten cerca de 122.000 coches circulando en un año!
En una situación de emergencia climática como en la que nos encontramos, este tipo de proyectos deberían ser rechazados en el mismo momento en el que se plantean.
No podemos seguir funcionando así. Tenemos que cambiar el modelo de producción y consumo. Además sería también un motor de destrucción de la biodiversidad (importación de piensos provenientes de zonas como la Amazonia), de consumo desmesurado de agua (consumiría al día lo mismo que unas 16.000 personas) y de contaminación (producción ingente de excrementos).
Fuente de información: Ecoticias.com