6 mayo 2025
Una investigación de Igualdad Animal ha destapado el maltrato y la violencia a la que se somete a diario a las vacas lecheras en la industria láctea en España. Las granjas consiguen maximizar su producción lechera a costa de infligir abusos físicos y psicológicos sobre los animales durante los pocos años en los que son rentables, antes de enviarlos a los mataderos para comercializar su carne.
Los abusos van desde la inmovilización de los animales por medio de la fuerza a la separación de los terneros de sus madres nada más suceder el parto. Igualdad Animal ha expuesto el maltrato de 11 granjas en el Principado de Asturias en su investigación «¿Dónde está mi madre? La realidad de la industria de la leche en España«.
Inmovilizadas y electrificadas
En una de las explotaciones investigadas, se documenta que las vacas tienen restringidos los movimientos. Se encuentran atadas y controladas por un sistema, denominado «pastor«, que les da descargas eléctricas cuando se mueven. Los propietarios justifican que es una forma de «educarlas» para controlar sus desechos.
También se han identificado otros métodos de control, como colocar anillos en la nariz atados a una cadena –siendo la nariz sumamente sensible–, taparles los ojos o emplear picanas eléctricas para forzarlas a moverse.
Gestaciones periódicas diseñadas genéticamente
Como el resto de mamíferos, las vacas sólo producen leche un par de meses desde que dan a luz. Por ello, todas las granjas investigadas inseminan artificialmente a las vacas con semen sexado, separando los espermatozoides con cromosoma X de aquellos con cromosoma Y.
Así, propician el nacimiento de hembras que puedan sustituir a sus madres en la producción lechera. El esperma también está seleccionado para perpetuar líneas genéticas que producen más leche.
En el momento del parto, la mayoría de las granjas separan al ternero de la madre, para poder aprovechar hasta el calostro –la primera leche, esencial para fortalecer el sistema inmunológico de las crías–. La separación violenta de madres e hijos provoca en las vacas un estrés agudo que manifiestan incluso por días, denuncia Igualdad Animal.
La investigación señala que, durante 2024, aproximadamente 762.560 terneros y terneras fueron separados de sus madres al poco de nacer en España. Los machos son enviados al matadero a los pocos meses, y las hembras sustituyen a sus madres. Tras una media de tres o cuatro partos, las vacas también son usadas para comercializar su carne.
El Estado subvenciona esta industria
De acuerdo a Igualdad Animal, el sector lácteo recibió un total de 169 millones de euros en ayudas directas del Gobierno español en 2022. Ante esto, el cofundador de la organización, Javier Moreno, sentencia que «es necesario que el Gobierno impulse una transición del sector hacia las alternativas vegetales».
Según la investigación, cada litro de leche de vaca que se produce consume 628 litros de agua y genera 3,2 kg de dióxido de carbono, mientras que el agua requerida por las bebidas vegetales no supera el 60% de esa cantidad.
«El Gobierno está sosteniendo y subvencionando una industria que no es rentable, que es cruel con los animales e insostenible con el medioambiente», afirma Moreno, quien también añade: «Los consumidores tienen derecho a conocer esta información que la industria láctea no muestra en su publicidad«.
Fuente de información: Publico.es